En cada tiempo libre buscaba a Peter para hablar, sin embargo, o no lo encontraba, o el me ignoraba.
Le conte a Anna todo lo que había sucedido la noche anterior con el. Ella murmuro algo parecido a “que envidia”. Aunque yo esperaba que fuera solamente mi imaginación paranoica.
Llegue a mi casa, y decidi empezar enseguida con el informe de filosofía. Pero cuando abri la carpeta y pequenio papel algo arrugado cayo al suelo.
Comencé a leerlo al mismo tiempo que comenzaba a marearme. Eso no podía ser verdad.
Lo llame mas de 23 veces (no es que las haya contado), Pero no contesto. Tampoco devolvió mis llamadas, ni siquiera dio seniales de vida.
Esta semana fue la mas larga de mi vida. Pero al menos hoy ya era domingo, lo que significaba que maniana lo veria, y el tendría que hablarme.
La clase con el fue, sin embargo, una desepcion. El simplemente hacia de cuenta que no me conocía, y parecía evitar por completo el contacto visual.
Quise hablarle en un intento desesperado de que me prestara atención, pero el hizo fingió no escuchar y ni siquiera volteo. Mas tarde, me dejo una nota.
By Peter
Mi celular seguía sonando con llamadas de ella. 14 llamadas perdidas. Lograria volverme loco si seguía asi.
Lo mas extranio de todo, era lo mucho que eso me importaba. El hecho de que ella se sintiera mal, me hacia sentir mal a mi. ¡Que sensación tan horrible! Me pregunto como se llamara… ¿Culpa?
Mi celular volvió a sonar y me entraron ganas de atenderle. Tuve que contenerme porque eso solo empeoraría mas las cosas.
Toda la semana fue un real desastre. Demasiadas llamadas, Demasiados mensajes, demasiados mails. Hasta que un dia, no hubo mas nada.
Dejo de llamar, de escribir, dejo de dar seniales de que le importara. Desde el jueves no he tenido contacto con ella. Y eso no podía ser bueno.
El viernes no pensé en ella, tampoco el sábado. Pero hoy era domingo, y si estaba pensando en ella. En que al otro dia la veria en clases.
Supuse que lo mas fácil seria irme a dormir, y dejar de pensar. Asi que eso hice.
Al dia siguiente no quise levantarme. Mas que no querer levantarme no quería ir a la escuela.
No me hacia ninguna gracia saber que ella también estaría ahí. Me sentía un cobarde por no poder soportar ni siquiera verla, pero ya daba igual.